Informe anual RICCAP


2021 será recordado como un año de incertidumbre en el ámbito social: hubo avances y mejores deseos, pero estos se alternaron con períodos de ansiedad, desilusiones y retrocesos. Este 2021 inauguró un período de vacunación global contra la COVID-19 y, en tiempo récord, la ciencia logró controlar el intenso número de defunciones vinculadas a la pandemia. Sin embargo, la vacuna no fue capaz de detener la llegada de una cuarta, una quinta y hasta una sexta ola que provocaron atascos en las UCI y, sobre todo, en los servicios de atención primaria. Entre tanto, el ciberespacio siguió llenándose de fake news y desinformación y, por desgracia, las true news tuvieron que seguir compitiendo con un periodismo en exceso privatizado y sujeto a la lógica del clickbait, los filtros burbuja y el infotainment.

En este escenario, los medios participativos y sin ánimo de lucro continuaron dotando de espacios de expresión y articulación a la ciudadanía, incidiendo, al mismo tiempo, en la promoción de la diversidad cultural, el desarrollo local y la innovación periodística. No obstante, en el estado español el sector tuvo que desarrollar su labor demasiado condicionado por los vaivenes del voluntariado y las cuotas de socios, membresías o convocatorias públicas o privadas. Tampoco parece muy halagüeño el escenario que se presenta con la aprobación, en 2022, de la nueva Ley General de la Comunicación Audiovisual, que se encamina ahora hacia su trámite parlamentario y que no satisface ni a operadores públicos ni a medios comunitarios y productoras independientes. Sin proteger ni promocionar ninguno de estos sectores, en diciembre de 2021 el debate se encalló en la cuestión de las lenguas cooficiales, una discusión que, sin dejar de ser importante, ha acabado opacando cuestiones fundamentales como las de los límites a la publicidad, la promoción del derecho de acceso, la regulación de la propiedad privada y el propio reparto del espectro radioeléctrico.

No obstante, hay algunas señales que nos permiten albergar esperanza. Es interesante, en particular, el nivel de cohesión que hoy demuestra el tercer sector de la comunicación y sus redes. Estupenda noticia es la creación de la Plataforma de Medios Independientes, que agrupa, sobre todo, a medios escritos y online. Otra señal de fortaleza es la multitud de alegaciones que diferentes entidades han hecho llegar a la futura Ley. La propia RICCAP incidió en el importante papel jugado por estos medios en los procesos de educación mediática. Otras agrupaciones han planteado sendas enmiendas desde perspectivas diversas: desde asociaciones de medios como la Red de Medios Comunitarios (ReMC) y la andaluza EMA-RTV a instancias de investigación -Teledetodos, universidades- y sindicatos y gremios como la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) o la Plataforma Audiovisual de Productoras Independientes (PAP). El presente Informe Anual RICCAP 2021 no pretende abarcar la totalidad del escenario mediático alternativo sino tan solo sintetizar algunos de los caminos recorridos en la investigación y la práctica en favor del derecho a la comunicación. Esperamos así contribuir al debate y agitar las esperanzas en un escenario de incertidumbre en el que, hoy más que nunca, conviene no bajar la guardia.

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